Moneda mundial auténtica: dinero de la Revolución Francesa de 1792

En un principio, los asignados estimularon con éxito la economía, pero la escasez de dinero circulante para pequeñas transacciones y la necesidad del gobierno de disponer de más dinero animó a la Asamblea a reducir primero y luego eliminar el tipo de interés de los billetes, al tiempo que los volvía a emitir en lugar de destruir una vez que volvían al tesoro. En septiembre de 1790, el asignado se había convertido en un verdadero papel moneda circulante y a la emisión inicial se añadieron 800 millones de libras de billetes sin interés.

En enero de 1792 se emitieron asignaciones de bajo valor en denominaciones de 10, 15, 25 y 50 sous para aliviar la escasez de monedas y reemplazar las emisiones de papel locales que se habían vuelto frecuentes durante el año anterior.

La nueva República introdujo su propia imaginería y lenguaje, diseñados para reforzar los mensajes revolucionarios, a partir de los números de septiembre de 1792. Los diseños lineales simples presentan figuras y símbolos alegóricos, como el águila, las fasces y el gorro de la libertad (símbolos de la República romana), y representaciones figurativas de la libertad, la igualdad y la justicia. Al final, fueron estos símbolos y mensajes los que ayudaron a difundir la revolución entre el pueblo durante sus primeros años críticos, ayudando a destruir el viejo sistema de acreedores y tenedores de bonos y allanando el camino para la reforma. El asignado permitió a la República Francesa sobrevivir y también proporcionó a los campesinos franceses un medio para comprar tierras que de otra manera no habrían podido adquirir, dando los primeros pasos para crear una clase media rural.