De todos los medios de pago utilizados a lo largo de la Historia, seguramente el más salvaje e inmoral ha sido el del ser humano. Es cierto que la esclavitud es tan antigua como el hombre, pues en todas las antiguas civilizaciones había esclavos, desde Egipto a Mesopotamia, pasando por Grecia o Roma.
Sin embargo, aquella esclavitud respondía a un modelo social estamental en el que unos nacían esclavos y otros ciudadanos, señores o reyes. Habitualmente, los esclavos pertenecían a unos amos, que los alimentaban toda la vida a cambio de sus servicios. No se utilizaba a estos esclavos como mercancía, simplemente, no se les consideraba personas.
Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, a partir del siglo XVI, el tráfico de esclavos vivió su edad dorada. Las potencias coloniales necesitaban mano de obra para explotar las materias primas de América, y los indígenas no soportaban las condiciones de trabajo extremas, además de que la mayoría murió a causa de las enfermedades que les transmitieron los colonizadores.
Alcohol por mercancía humana
Por este motivo, África se convirtió en el punto de partida de la esclavitud, y durante tres siglos envió al otro lado del Atlántico a más de 12 millones de africanos, de los cuales alrededor de una cuarta parte murió en el camino, durante las largas travesías marinas.
El papel que durante siglos habían ocupado los comerciantes de esclavos árabes fue esta vez sustituido por las potencias europeas, y muy especialmente por Reino Unido. Así, los ingleses llevaban desde Europa sus productos manufacturados a la costa africana occidental, para cambiarlos allí por mano de obra esclava, eufemísticamente denominada "ébano".
Así, los pequeños tiranos locales obtenían productos textiles, armas de fuego, pólvora, licores, enseres domésticos y bisutería a cambio de la mercancía humana, la mayoría de las veces capturada tras mantener guerras con otras tribus enemigas.
Esclavos a cambio de oro y plata
Una vez en el Nuevo Mundo, los colonos compraban los esclavos a cambio de los productos típicos americanos, es decir, tabaco, azúcar y metales preciosos, fundamentalmente oro, plata y diamantes.
En América, los esclavos negros eran cruelmente explotados en las minas o las producciones de azúcar y algodón. Obviamente, ésta es la razón por la que en la actualidad hay tantos ciudadanos negros en países como Brasil, Colombia o Estados Unidos.
Una vez recolectadas las materias primas, éstas eran enviadas a Europa para su procesamiento, cerrando un macabro círculo que mejoró notablemente la calidad de vida en el viejo continente, aunque lo hizo a costa de las vidas de millones de africanos.
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