El dólar tuvo sus raíces españolas

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Puede parecer increíble pero el dólar estadounidense tiene un origen español, o más concretamente mexicano, ya que fue el 4 de abril del año 1792, apenas estrenada la independencia de los Estados Unidos, cuando el secretario del Tesoro americano, Alexander Hamilton, propuso al presidente George Washington la necesidad de adoptar el daler mexicano como moneda propia.

Después, la fonética hizo el resto a la hora de transformar daler en dólar. De esta forma, la nueva moneda estadounidense cumplió una destacada doble función. Por un lado, se terminó con la impresión indiscriminada del continental, moneda con la que los revolucionarios norteamericanos habían financiado su independencia de la Corona Británica. Por otra parte, el dólar ayudó a que el resto del mundo se enterase de que los Estados Unidos eran una nación unida, independiente y próspera.

Del thaler al daler

El daler había nacido en México, en aquella época Nueva España, cuando el emperador español Carlos V ordenó que se comenzasen a acuñar en sus minas de plata una moneda similar a la que se utilizaba en Europa bajo el nombre de thaler (abreviatura de Joachimsthaler, valle de Bohemia del que se extraía la plata europea). Así, los españoles residentes en América empezaron a llamar a la moneda daler, que era como se pronunciaba en castellano, y la dotaron de dos columnas de Hércules reluciendo sobre un horizonte formado por las costas del viejo y el nuevo mundo. Esta efigie, en forma de S cruzada por dos barras verticales, se convertirá en el gran símbolo del daler y, más tarde, del dólar.

Al principio, estas monedas eran enviadas a Europa, hasta que el mercado americano se hizo lo bastante rico como para comenzar a participar del comercio mundial. Así, a mediados del siglo XVII, el daler empezó a utilizarse en territorio mexicano.

Adopción de la moneda mexicana

Por su parte, las colonias inglesas en Norteamérica usaban cualquier cosa como medio de pago (hojas de tabaco, pieles, sal o conchas), ante la escasez de libras esterlinas, que llegaban del viejo continente a cuentagotas. Por este motivo, Benjamin Franklin se hizo en un viaje a Londres con una imprenta que serviría para emitir todos los billetes que financiaron la independencia americana, llamados continentales, pero que rápidamente perdieron su valor tras la revolución.

Así fue como la floreciente economía estadounidense decidió adoptar el daler mexicano como moneda propia. Y esa costumbre de utilizar billetes fue también la causante de que en EEUU se tenga tanto apego hacia el papel y tan escaso hacia las monedas.

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